Para jóvenes
Resultó que mi vida después de esa caminata también llegó a una especie de claro.
Como resultado de mi crecimiento espiritual, ya no sentía temor al rendir exámenes.
Puesto que Dios nos ama, debemos ser completamente dignos de ser amados: impecables.
No importa cuánto tiempo hayas tenido una relación difícil con alguien, la curación siempre es posible.
Reconocí que la existencia de mi amiga continúa, incluso si está más allá de lo que puedo ver.
Acepté el desafío de descubrir cómo podía amarme a mí misma.
Pude ver cuán cierto es que ser más consciente del amor de Dios cambia todo. De hecho, Dios no solo da amor; Dios es Amor, como dice la Biblia.
Me di cuenta de que incluso si no entendía cómo sucedería, Dios, el Amor divino, satisfaría mis necesidades y las de mi familia.
Puesto que Dios es la fuente de todo amor, yo realmente no había perdido nada debido a la ruptura.
Reclamé la verdad de mi plenitud como hijo de Dios e insistí en que ninguna ansiedad o frustración podía entrometerse o interferir con esa plenitud.